Madrid y el chocolate

El chocolate es un producto español de más de 500 años de historia. La corte española, instalada en Madrid, convirtió en costumbre tomar chocolate y lo dio a conocer al resto de Europa.

El punto geográfico exacto en el que surgió el chocolate es un misterio, pero los historiadores señalan a México, donde los olmecas cultivaron los primeros árboles de cacao y donde después los mayas continuaron su explotación. Con la llegada de los aztecas, el chocolate se convirtió en un alimento reservado a las clases altas.

Al llegar los españoles a América, se extendió el consumo de chocolate entre la población. En 1520 Hernán Cortés trajo por primera vez el cacao a España. Junto a él viajó el monje Fray Jerónimo de Aguilar, quien envió la receta al abad del Monasterio de Piedra, lugar en el que se hizo el primer chocolate en Europa. Y para poder disfrutar del chocolate caliente, en esta época se popularizó el uso de jícaras y mancerinas, piezas de la vajilla creadas para ello.

En 1644, Antonio Colmenero de Ledesma, médico y cirujano andaluz, publicó un tratado sobre el chocolate en el que se recogen sus propiedades medicinales y la propia receta del chocolate caliente. En este momento la bebida era muy popular, tanto que llegó a generar un conflicto con la propia Iglesia católica, que prohibió su consumo en las iglesias.

El consumo de cacao y la evolución en la forma de elaborar el chocolate, mezclándolo con azúcar, hizo de España el país «inventor» del chocolate y gran exportador a las cortes europeas.

El mejor ejemplo de la importancia del chocolate en la corte de Madrid lo encontramos en el cuadro de Las meninas, pintado por Velázquez en 1656: el artista pintó una pequeña taza roja, según algunos historiadores, con chocolate en la mano de la menina.

Detalle menina chocolate

Tal era la relevancia del chocolate que en 1773 surgió el gremio de Maestros del Chocolate.

Madrid se expandió con líneas de ferrocarril que permitieron la instalación de fábricas a su alrededor y favorecieron la expansión de la industria del chocolate desde la capital. Jaime Meric fundó La Colonial, primera marca que usa máquinas de vapor para su producción. En los siguientes años nacieron la chocolatería San Ginés (1894, Pasadizo de San Ginés) y Los Artesanos (1902, Calle Ave María).

En 1905 el rey Alfonso XIII organizó una chocolatada en la corte inglesa para reunirse con los compatriotas españoles que estaban allí para acordar su matrimonio con Doña Victoria Eugenia de Battenberg. En la reunión, con tazas de chocolate, churros y porras el monarca gritó Españoles, ¡a mojar!. Toda una declaración sobre la cultura y la gastronomía españolas.

La moda del chocolate promovió el auge de más chocolaterías en Madrid. La Antigua Churrería (1913, Puente de Ventas) y la Bombonería Santa (1932, Calle Espoz y Mina) son algunas de las más célebres.

El florecimiento del chocolate se ve interrumpido en 1936 con el estallido de la Guerra Civil y la postguerra. Son años de cartillas de racionamiento, estraperlo y sucedáneo de chocolate. Más tarde, en 1976, el chocolate recuperó su fuerza.

Así llegamos al siglo XXI, momento en el que el chocolate se renovó con nuevos establecimientos y tendencias: chocolate orgánico, chocolates de alto porcentaje en cacao, o el interés por el chocolate artesano From bean to bar (de la semilla a la tableta).

En 2019 aprovechando ChocoMad (salón internacional del chocolate) que pretende poner en valor el papel que la ciudad de Madrid jugó para el éxito del chocolate, nace las meninas de chocolate. Un dulce que aúna la relación histórica de Madrid y el chocolate, con el afán de convertirse en las embajadoras del chocolate madrileño.